Empieza el nuevo año depurándote

Cena el 24 de diciembre, comida el 25, comida el 26, luego varias comidas y cenas con las sobras de los días anteriores, todo ello acumulándose hasta la gran cena del 31, por no hablar del roscón de Reyes... Las dos últimas semanas de diciembre y la primera de enero tienen fama de ser las semanas más calóricas del año.

Una vez finalizados los copiosos festines, es hora de purificarse y de comenzar el año con buen pie. La clave para este periodo es comer menos y moverse más, para depurar el organismo de toxinas y grasas acumuladas. Lo ideal es buscar principios activos que estimulen las funciones del hígado, los riñones y el colon, a fin de eliminar residuos y reactivar el metabolismo. A continuación te ofrecemos algunas ideas para que te des un buen capricho sin renunciar a la creatividad y al color en la cocina. Reglas básicas: nada más levantarte, bébete un vaso de agua tibia con el zumo de medio limón; refresca, limpia y activa los órganos. Vuelve a introducir cereales integrales, fruta y mucha verdura en tu rutina diaria, y bebe mucha agua a lo largo del día.

Por la mañana, lo ideal es empezar el día con un zumo depurativo recién exprimido. Atrévete con las combinaciones, ya que cada color aporta una gran riqueza de nutrientes. Y no te olvides de añadir jengibre fresco. Sus propiedades reconstituyentes y digestivas te harán sentirte activo y dinámico. Te recomendamos que te atrevas con el color verde de la clorofila, mezclando kiwi (rico en vitamina C), manzana verde, un tallo de apio (con su poder desintoxicante) y medio pepino (un gran diurético). Bebe inmediata y abundantemente.

¿Te gustan más los batidos y los smoothies que los zumos? No hay problema, pero sustituye la leche de vaca por una alternativa vegetal, tal vez de avena o de almendras: durante este periodo depurativo, lo ideal es limitar o incluso eliminar el consumo de productos lácteos, que pueden provocar hinchazón y fatiga. Se pueden beber varias veces a lo largo del día, pero es importante limitar el uso de edulcorantes como la miel y el azúcar, para mantener las calorías a raya. Si para desayunar o merendar no eres capaz de renunciar a un trozo de bizcocho, evita los productos envasados o procesados y prepara uno en casa con leche de almendras y harina integral; una versión "ligera" que te dejará satisfecho.

Crudas, salteadas, horneadas, al vapor, gratinadas: las verduras son mucho más versátiles de lo que crees. No te levantes de la mesa sin haber comido al menos una ración, y procura que sea abundante. Añade una cucharada de aceite para aliñarlas y, si quieres, usa zumo de limón para potenciar sus propiedades y facilitar la absorción del hierro por el organismo. La temporada ofrece alcachofas, hinojo, achicoria, acelgas y nabos, verduras maravillosas, depurativas y diuréticas, a la vez que ricas en fibra y flavonoides, que mantienen a raya el nivel de colesterol en sangre.

Para dar sabor a los platos, abastécete de hierbas y especias: siempre aportan matices diferentes a las comidas y ofrecen beneficios al organismo. Los mejores durante la depuración son el jengibre, el comino, la cúrcuma, el eneldo y el romero; este último también puede infusionarse con hojas de salvia para elaborar una infusión reconfortante para después de comer; además ofrece una función protectora del hígado y, según estudios recientes, también del sistema nervioso.

Debes eliminar la carne roja durante un tiempo, si puedes, ya que es rica en grasas saturadas que anularían todos los esfuerzos llevados a cabo en otros frentes. Pero cuidado, no dejes que esto afecte a tu ingesta de proteínas, algo esencial para nuestro equilibrio físico y parte constituyente de los músculos que mantienen activo nuestro metabolismo. Basta con sustituir la ternera y el buey por carnes blancas como el pollo y el pavo, o por pescado fresco, repleto de omega 3 y grasas "buenas", o incluso por huevos ecológicos. Si eres especialmente osado, prueba a sustituir los productos animales por legumbres durante tu proceso depurativo. Las lentejas, los garbanzos y las alubias son excelentes sustitutos de la carne, si tenemos en cuenta su importante contenido en fibra y minerales, así como su papel en la conservación de la salud del sistema cardiovascular.

¿Y ya está? Por supuesto que no: no basta con vigilar lo que comes para depurarte y mantener sano el organismo, aunque eso suponga la mitad del trabajo que hay que hacer. La otra mitad es la actividad física, pero no hay que excederse. Estudios recientes han descubierto que el ejercicio ligero, si es constante, es casi tan beneficioso como el deporte de competición en cuanto a prevención de enfermedades y mantenimiento del peso ideal. Basta con media hora de actividad física diaria para sentirse mejor. Así que camina, sube las escaleras, monta en bici, baila: ¡tu proceso depurativo empieza aquí!