El poder del té
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18 enero 2024
La naturaleza nos ha dotado de una plétora de plantas, muchas de ellas con propiedades medicinales que pueden ayudar a tratar enfermedades o fortalecer nuestro sistema inmunitario de forma natural. En verano, invierno o en cualquier estación del año, los tés y las infusiones de hierbas son siempre un buen método para refrescarnos o entrar en calor. Estas bebidas sin calorías y con menos acidez que el café tienen la capacidad de hidratarnos y aportarnos importantes beneficios para la salud.
Las plantas: un recurso utilizado desde tiempos inmemoriales
Durante siglos, las plantas se han utilizado en todas partes del mundo para elaborar remedios capaces de salvar vidas. Por ejemplo, ya en el año 6000 a.C., en Egipto, utilizaban la salvia para favorecer la fertilidad de las mujeres. Con el paso de los siglos, las plantas medicinales más importantes se convirtieron en un elemento básico de los jardines de los claustros situados alrededor de monasterios y catedrales. Estos jardines medievales de hierbas incluían tomillo, salvia, hinojo, artemisa, romero y muchas otras plantas y hierbas aromáticas, que monjes y médicos utilizaban como remedios naturales para curar a sus pacientes.
El té: mucho más que un momento de descanso
Para muchas personas, tomarse un té representa un momento de tranquilidad en un día ajetreado. Parar un momento para tomarse un té caliente entre reuniones o cuando los niños por fin se han ido a la cama es, para muchos, sinónimo de relajación y felicidad. Para otros, es un momento de unión cuando, por ejemplo, se comparte una infusión calmante con amigos después de un largo paseo por la naturaleza, o una taza de té con un compañero en la terraza de una cafetería. Algunas plantas, como el romero, la menta o el té verde representan un modo saludable y estimulante de reducir nuestro consumo de cafeína, lo que es especialmente útil cuando se tienen dificultades para conciliar el sueño (una cuarta parte de la cafeína que consumimos sigue presente en nuestro torrente sanguíneo 12 horas después).
Un auténtico vademécum de plantas
Las plantas cuentan con una gran cantidad de fitonutrientes, compuestos químicos activos que nos ayudan a mantenernos sanos y refuerzan nuestro sistema inmunitario. La siguiente es una lista no exhaustiva de las principales plantas que pueden utilizarse en infusiones o tés de hierbas y sus propiedades:
El tomillo es excelente para estimular el sistema inmunitario; ayuda a combatir los problemas de oídos, nariz y garganta, así como respiratorios, y a combatir la gripe. Posee excepcionales propiedades antibacterianas, antivirales y antisépticas. El tomillo ayuda a mantener un equilibrio saludable de la flora intestinal y ayuda a digerir alimentos difíciles más rápidamente, por lo que es su mejor aliado después de una comida pesada o con un alto contenido graso.
La salvia puede ser un aliado para la mujer a lo largo de su vida, excepto durante el embarazo, la lactancia o si sufre de ciertas enfermedades (como el cáncer hormonodependiente). Ayuda a aliviar muchos problemas menstruales y hormonales (calambres, problemas de ovulación, sofocos y sudoración excesiva), así como algunos problemas digestivos (flatulencia, colitis, problemas digestivos o diarrea).
El tilo tiene propiedades antiespasmódicas, calmantes y sedantes. Se recomienda para el sueño, alivia el estrés y la ansiedad, y es una forma eficaz de combatir el resfriado ya que reduce la secreción nasal. El té se hace infusionando las hojas y brácteas de esta planta.
La verbena cítrica facilita la digestión y alivia los dolores de estómago. También tiene propiedades antiestrés por lo que ayuda a conciliar el sueño. Por ello, si tienes problemas para dormir, esta es una infusión perfecta para tomarla alrededor de las seis de la tarde.
La menta contribuye a una buena digestión y es rica en antioxidantes. Ayuda a combatir problemas digestivos como la hinchazón, las náuseas, la gastritis o una función hepática deficiente.
La melisa tiene un efecto calmante en el sistema nervioso. Cuenta con propiedades antiespasmódicas, carminativas y tranquilizantes, y contribuye a favorecer la función normal del estómago.
La ortiga verde crece a nuestro alrededor, pero no tiene buena reputación por el escozor desagradable que provoca. Sin embargo, las ortigas son ricas en hierro y vitamina C. Tienen propiedades antiinflamatorias y ayudan a aliviar la tos y los resfriados. Las ortigas están repletas de antioxidantes, lo que hace que sean un potente método para frenar el envejecimiento celular. Sin embargo, la ortiga también estimula la producción de bilis, lo que significa que debe evitarse en caso de problemas en la vesícula biliar o de hipertensión.
El té verde es rico en polifenoles (antioxidantes) y vitamina C. Es muy popular en Asia y se puede encontrar en gran variedad de formatos: en polvo (matcha), enrollado en forma de bolitas (gunpowder), enrollado en agujas (sencha) o secado en su forma original (hoja natural).
El té negro procede del mismo arbusto que el té verde. Tras la cosecha, sus hojas se secan al sol durante varias horas y luego se fermentan. El té negro contiene polifenoles (catequinas y flavonoides) que ayudan a combatir el colesterol malo y a prevenir las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, debe tomarse con precaución, ya que los taninos presentes en el té verde y el té negro pueden inhibir la absorción de hierro. Por ello, es mejor evitar tomarlos durante las comidas, especialmente si existe una predisposición a la anemia. A diferencia del café, las moléculas del té verde y el té negro contienen teína, cuyo efecto estimulante es más suave y duradero. La cafeína presente en el café suele hacer efecto rápidamente, pero no dura mucho tiempo.
El té Rooibos (también llamado té rojo) proviene de la planta rooibos. Técnicamente, no podría considerarse un té, ya que no contiene teína ni cafeína. Tiene efectos positivos para el asma, las alergias y algunas afecciones cutáneas, como el eccema. Rico en antioxidantes, puede beberse por la noche, al igual que las infusiones de hierbas.
Cómo elegir y preparar las infusiones
Nuestra recomendación es optar siempre por el té de hojas sueltas procedente de plantas orgánicas (y aromáticas) en lugar de por bolsas de té. De esta manera, las hojas pueden desplegarse más fácilmente en el agua hasta alcanzar su forma original y liberar sus fitonutrientes. Por supuesto, también se pueden utilizar hojas de plantas frescas si se tienen a mano. Evita hervir el agua (por encima de 80 grados), ya que algunos tés podrían adquirir un sabor amargo y las propiedades antioxidantes podrían reducirse. Vierte aproximadamente 1 cucharadita de té de hojas sueltas por cada taza de agua. Deja que se infusione durante 5 minutos.
Para sentir realmente los beneficios, es necesario beber 4 tazas al día durante 21 días.
Recuerda que también puedes preparar infusiones frías sumergiendo las plantas secas en agua a temperatura ambiente. Deja que la infusión se prepare entre 12 y 16 horas en un lugar fresco antes de disfrutar de la bebida.
La infusión perfecta para antes de dormir
1 cucharadita de té Rooibos
1 cucharadita de tilo seco
1 pizca de flores de lavanda secas
Infusiona las plantas en 300 ml de agua caliente (75 grados) durante 5 minutos. A continuación, cuela la mezcla y ya solo te quedará disfrutar de una agradable infusión de hierbas relajante (ten cuidado y no te quemes). Tómate la infusión después de cenar y te ayudará a conciliar el sueño.
Marie-France Farré
Marie-France Farré es una naturópata que cuenta con años de experiencia y una certificación en nutrición integral y vegetariana por la Universidad eCornell. Ha escrito varios libros sobre salud y bienestar, y suele escribir en revistas especializadas. Marie-France es cocinera holística e instructora de yoga, vive en Landas y es madre de tres hijos.